La casa natal de Goya
Construida a principios del siglo XVIII, esta casa pertenecía a Miguel Lucientes, hermano de la madre
del pintor, Gracia Lucientes, de ascendencia hidalga. Al poco tiempo de su llegada a Fuendetodos
nació Francisco José de Paula, un 30 de marzo de 1746. Aquí vivió los primeros 6 años de su infancia.
Algunos años más tarde la familia volvería de nuevo a Zaragoza.
Tras mucho tiempo de indiferencia, la casa fue identificada en 1913 por Ignacio Zuloaga y un grupo
de artistas zaragozanos. Su admiración por el aragonés le animó a comprar la casa a Benita Aznar
Lucientes, una de las sobrinas-nietas del pintor. En 1928 el SIPA (Sindicato de Iniciativas y Propaganda
de Aragón) constituyó una Junta para la celebración del Centenario de la muerte del artista.
Entre sus objetivos se encontraba el cuidar y conservar la casa. Para ello compró la contigua, dando
en ella vivienda gratuita a una familia que cuidaba la Casa Natal de Goya y acompañaba a los visitantes.
Lamentablemente la Guerra Civil vino a destruir los dos testimonios
más valiosos en Fuendetodos: el Armario de las
Reliquias de la iglesia parroquial y la Casa Natal, que fue
parcialmente destruida y saqueada, por lo que hubo de ser
restaurada en 1946. La Dirección General de Bellas Artes
aprobó en 1981 el proyecto de una nueva restauración. Los
trabajos de remodelación finalizaron en 1985 y fue inaugurada
el 13 de julio de ese año. Por Real Decreto, la Casa Natal
fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1982.
La casa sigue conservando hoy todo el aspecto rústico y popular
que tuvo en la época.
El edificio
Interiormente el edificio posee todos los atributos y cualidades
propias de una casa de labradores. Consta de planta baja, con
zaguán, cuadra y cocina. Unas sólidas escaleras de piedra
conducen al piso superior, formado por la sala y dos alcobas.
Por último encontramos el granero, a doble vertiente, bajo cubierta.
La casa se encuentra ambientada con muebles y enseres
propios de la época, cuadros y documentación gráfica.
El Museo de Grabado
Las salas del Museo
Ubicado en el número 3 de la calle Zuloaga, a pocos metros de la Casa Natal
de Goya, se halla el Museo del Grabado, inaugurado en el mes de abril de 1989.
La creación de este Museo fue posible gracias a la generosidad de pintores
que con la donación y la subasta de sus obras permitieron la adquisición de
dos colecciones de grabados. Posteriormente la Diputación Provincial de
Zaragoza y el Ayuntamiento de Fuendetodos financiaron la restauración del
edificio y su transformación en el Museo actual, en el que se pueden contemplar
hoy en día las cuatro series de grabados más representativas de Goya:
Caprichos, Desastres, Tauromaquia y Disparates.
El edificio
Para la construcción del Museo del Grabado se recuperó una casa típica del
somontano aragonés, que se desarrollaba en tres plantas: la baja con el zaguán,
la cocina, dependencias agrícolas y, al fondo, un patio de reducidas
dimensiones donde se sitúa el pozo; la planta primera, con cuatro dependencias
y, por último, la segunda planta, ocupada por la falsa o cubierta (granero).
Goya y el grabado
En el grabado, al igual que en las pinturas que realiza para sí mismo por propia voluntad (que no son de
encargo y donde no está limitada su creatividad), el pintor de Fuendetodos va a dar lo mejor de sí mismo,
con el máximo de libertad, lo que le lleva una vez más a diferenciarse por completo del resto de los grabadores
de su época, artesanos que obedecían en la mayoría de los casos a criterios y exigencias del
mercado más que a postulados artísticos.
El conjunto de su obra impresa puede ser considerado como parte del “diario íntimo” que el pintor de
Fuendetodos legó a la posteridad, en el que nos demuestra la soltura y la singularidad con la que se
atreve a tratar determinados temas (algunos de ellos sumamente polémicos), así como la libertad y
maestría con la que es capaz de combinar diferentes técnicas (hecho inusual en su momento).
El futuro museo en constucción
La labor realizada los últimos 20 años ha supuesto para Fuendetodos no sólo un incremento considerable
de su patrimonio artístico, sino la necesidad de tener un nuevo espacio donde poder mostrar dichos fondos
y seguir dando respuesta a la demanda y a las posibilidades culturales que han ido surgiendo.
Dossier.